3/10/2024
Esta semana ha empezado el tercer nivel de la formación para profesores.
Y surgió el tema de la incomodidad que sientes cuando no sabes qué hacer con tu alumno.
Alguien comentó que le gustaría algún día llegar a no sentirla.
Como me gusta contar historias porque llevo un señor mayor dentro, les expliqué esto:
Estuve cantando profesionalmente hasta 2016.
Hay mucha gente que critica que un profe de voz no esté en activo.
Y todo ese rollo de que es muy importante porque bla bla bla.
La verdad es que todo ese discurso me aburre.
Más que nada porque la mayoría que claman que estar en activo es un gran valor, se dedican a hacer las mismas vocalizaciones con todo el mundo, inclinar las mismas cosas y morder corchos para relajar la mandíbula.
Y lo cierto es que no creo que sea necesario estar en activo para hacer eso, la verdad.
Así que si estás en activo, chapeau (chapó)
Y si no, pues disfruta de la tranquilidad de tu casa (jajaja)
Pero mientras estuve en activo me encantaba el escenario.
Disfrutaba muchísimo cada bolo.
Me lo pasaba en grande y conectaba artísticamente con todo lo que cantaba.
Una de las sensaciones que más me gustaba, pero a la vez más me incomodaba, era la que tenía justo antes de salir.
Esa sensación de responsabilidad, esa especie (o sin especie) de nervios.
Pero a la vez me daba empuje y energía.
En el fondo me gustaba, pero me incomodaba, pero me gustaba.
Si la has sentido sabes a lo que me refiero.
Un día, antes de subir, estaba extrañamente tranquilo.
Me acuerdo perfectamente del día y del sitio.
Lo veo en la cabeza, como si fuera ayer.
De hecho recuerdo hasta la sensación físicamente.
Llegó el momento de empezar y nada de nada.
Tranquilidad total.
Como decía mi compi Laura poniéndose un dedo en la muñeca (como tomándose el pulso): «60 pulsaciones».
Nada de nada.
Empecé a cantar.
Nada, como si estuviera en mi casa.
Y así hasta el final de la actuación.
De verdad que no sé qué me pasó, qué cambió.
Pero la cuestión es que fue así.
Ese día sentí que ya no me llenaba.
Acabé la temporada.
Bolo tras bolo, así.
Me entristece un poco recordarlo, la verdad.
Y hasta hoy.
Ahora tengo esa sensación de incomodidad maravillosa antes de un curso o de una clase.
Espero no dejar de sentir eso nunca.
Me encanta, lo adoro.
E igual que antes de perderlo no lo valoraba, ahora lo mimo, lo cuido, lo disfruto.
Es lo que me hace ser artístico en las clases y me lleva a conectar con mis alumnos.
No digo que tú tengas que sentirlo.
No digo que si no lo sientes tengas que dejar de hacer nada.
Pero en mi caso, dejar de sentir esa pequeña incomodidad, supuso un vacío total.
Por supuesto que sigo cantando eh, y mucho, y cada día.
Es mi momento y lo disfruto al 100.
Pero no profesionalmente.
Volviendo a la clase de 3º
Comentábamos que dar clase es incómodo.
Sentir que no sabes qué hacer.
Pero esa incomodidad es buenísima, porque te lleva a investigar, a querer saber, a indagar, a conectar…
Eso es maravilloso.
No sabes qué hacer pero sabes cómo encontrarlo.
Eso es un arte también.
Supongo que el día que te sientes 100% cómodo, es porque ya sabes suficiente (o eso crees), y pasas página.
El curso BASE consiste exactamente en eso, en buscar esa incomodidad agradable que te lleva a descubrir cosas nuevas.
El curso es totalmente práctico porque es experiencial.
Pruebas y pruebas. Y te cuestionas, y pruebas. Y pruebas, y encuentras.
Así una y otra vez.
Las lecciones del curso te van guiando para descubrir nuevos aspectos que no habías considerado, o no habías considerado de ese modo.
Y esa pequeña incomodidad de no saber y querer comprender, el probar para encontrar, eso es lo que nos lleva a aprender y descubrir.
Es un proceso fascinante que no me canso de vivir para mi, y de generar para el resto.
Y es la 6ª edición del curso, imagínate.
Te dejo el link aquí abajo:
P.D.1: Hay incomodidades que no nos gustan ni son constructivas. Por ejemplo, la de que se te salgan los pies por debajo de la manta en invierno. O la de que se te suban las mangas de la camiseta por dentro de la sudadera.
P.D.2: Ahora en serio. La incomodidad perpetua en la voz no es constructiva. Un rato sí, porque es con fines educativos y te invita a seguir investigando. Te lleva a aprender cosas nuevas. Pero la incomodidad constante es de las que quieres que desaparezcan y no vuelvan. Puedes pedirlo sin miedo.
P.D.3: Para estas últimas, el curso BASE. Tienes el link más arriba.